lunes, 8 de febrero de 2016

La Historia de la Arqueología

Al hablar de "historia de la Arqueología" muchos recuerdan los grandes descubrimientos como la Tumba de Tutankamón, Pompeya, Herculano, pirámides de Giza, etc.
Pero realmente la historia de la Arqueología va más allá de eso.
En primer lugar se debe tener en cuenta que es la historia de "cómo hemos llegado a mirar la evidencia material del pasado humano con ojos nuevos y con nuevos métodos que nos ayudan en nuestra tarea".
La complejidad de la Historia de la Arqueología

En primer lugar, la historia de la Arqueología es una historia de ideas, de teorías y concepciones que se tenían sobre el pasado. 
Ha habido muchas etapas dentro de esta historia de ideas, pero mencionaré las más relevantes.
En primera instancia, hubo una Fase Especulativa es decir, que todo hallazgo, ciudad o estructura antigua era atribuido a alguna cultura o etnia sin utilizar ningún método práctico para comprobarlo.
Esta fase fue cambiando poco a poco, y es con la primera excavación científica, llevada a cabo por Thomas Jefferson en 1784, que se pone fin a dicha fase e inicia lo que conocemos como la "Arqueología Científica".

Los inicios de esta Arqueología Científica se ven enmarcados por tres grandes acontecimientos:
  1. La discusión y conflicto generado por "la antigüedad del hombre"
  2. La revolucionaria teoría de la evolución de Charles Darwin
  3. Y el sistema de las tres edades de Christian Jürgensen Thompsen
En el pasado se creía que "el hombre" era relativamente reciente, y por ende la tierra también. Sin embargo con los hallazgos de geólogos y eruditos de la época, se comenzó a debatir sobre la existencia humana en una época anterior al diluvio bíblico.
Darwin y su revolucionario aporte, promovieron a que dichos hallazgos geológicos se cimentaran. Con el mecanismo de "selección natural" propuesto y con las infinitas evidencias presentadas, resultaba improbable sostener los preceptos bíblicos.
La ruptura con lo que decía la biblia no fue un cambio abrupto, fue un precepto que se fue adoptando paulatinamente hasta en las más altas esferas académicas.
Ahora bien, ya se tenía una explicación más convincente del pasado, pero habían tantos objetos procedentes de tantos lugares que no había manera certera de poder entender de dónde provenían cada uno de ellos.
En 1836, C. J. Thomsen, curador del Museo de Copenhague, propone un método que rompía con la especulación, catalogando y clasificando artefactos antiguos dependiendo de su procedencia temporal y contextual.

Ilustración de C. J. Thomsen mostrando a los visitantes del Museo de Copenhague la colección clasificada por su sistema de las Tres Edades



Caricatura de Darwin como un orangután publicada en 1871 

Todo ello promovió un cambio radical en la disciplina arqueológica, lo que implicaba la excavación meticulosa y el estudio sistemático de los artefactos que se encontraban. Con ello, los métodos de excavación y análisis fueron cambiando y mejorando con el paso del tiempo, llegando a establecer metodologías controladas para el registro, análisis e interpretación del pasado humano.


Y es hasta el final, que entra en la ecuación la historia de los descubrimientos, los cuales son el producto de los cambios y revoluciones antes mencionadas.
Los descubirmientos fueron muchos, y cada uno tiene su aporte dentro de la historia.
Entre los más enigmáticos se encuentran la Piedra Rosseta (proporcionó la clave para entender los jeroglíficos egipcios), los sitios mayas de México y Centroamérica (explorados y dibujados por John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood respectivamente),  las excavaciones en Stonehenge y Pompeya, entre innumerables más.


Ilustración de Frederick Catherwood de Copán, Honduras

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